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El recojo de basura: problema y posibilidad

A los municipios les toca asegurar su recojo con oportuna frecuencia y a los vecinos ceñirse a los horarios luego de segregarlos.

Una controversia entre la Municipalidad de Surco y una empresa concesionaria de la gestión de residuos sólidos convirtió, en pocos días, a calles y avenidas principales de ese distrito en basurales en pleno verano. Esto puso sobre el tapete los alcances y limitaciones del modelo adoptado a ese respecto por los gobiernos locales.

Si bien los distritos con mayores ingresos y que cuentan con buen número de oficinas o negocios en Lima Metropolitana —San Isidro a la cabeza de todos, con 3.1 kilos diarios en promedio— son los que generan la mayor cantidad de residuos sólidos per cápita, los distritos más poblados son los que producen mayor volumen total de residuos sólidos en toda la ciudad.

Solamente San Juan de Lurigancho (SJL) produce 946 toneladas diarias de residuos sólidos, equivalente al 10% de las 9,464 toneladas que generan los 8.5 millones de habitantes de Lima. En conjunto, SJL, San Martín de Porres, Cercado, Ate y Villa María del Triunfo (los cinco primeros mayores generadores de residuos sólidos) contribuyen con el 36% (3,423 toneladas diarias) al total de residuos sólidos de Lima. 

Pero el problema no es tanto la basura que generamos, sino cómo la tratamos. Con 47 de los 631 puntos críticos de basura (espacios de la vía pública utilizados para dejar residuos) que existen, Villa María del Triunfo es uno de los distritos más contaminados de Lima Metropolitana y el Callao, condición que se agrava durante el verano por efecto de las elevadas temperaturas.

La frecuencia de recolección es un factor clave. Tres veces por semana es considerada la frecuencia mínima de recolección y transporte de residuos sólidos no aprovechables de acuerdo con el informe de la Contraloría Por una ciudad limpia y saludable (2019). El INEI reportó que, durante 2017, el 62% (1,168 de 1,872) de municipalidades distritales del país recogieron diaria o interdiariamente los residuos sólidos municipales. El 36% lo hizo de una a dos veces por semana y el 2% no brindó el servicio.

Según el Minam, a 2018, en distritos con un alto nivel de contaminación como Villa María del Triunfo, el recojo se realizaba de manera diaria e interdiaria; en Villa El Salvador y San Juan de Miraflores, diariamente; en Carabayllo y en San Juan de Lurigancho (donde se produce la mayor cantidad de residuos), con frecuencia interdiaria.

Es evidente que uno de los cuellos de botella del problema de la basura está en el servicio de recolección, que en Lima no supera el 43% de eficiencia (Perú Limpio, 2016). Dicho servicio está a cargo, principalmente, de empresas recolectoras y gestoras de residuos sólidos a solicitud de municipalidades y gobiernos regionales. En los contratos respectivos, se estipula una cantidad de toneladas a recoger y se fijan precios por tonelada recogida o viajes realizados. Estos acuerdos, de hecho, generan otro problema.

Uno de los cuellos de botella del problema de la basura está en el servicio de recolección, que en Lima no supera el 43% de eficiencia.

En su propuesta Recolección de residuos sólidos con demanda en línea, Erick Castillo, Néstor Martínez, Anatholy Torbisco y Mario Chong, de la Facultad de Gestión y Alta Dirección de la PUCP, sostienen que estas empresas suelen hacer doble o triple recorrido para completar el peso contratado, incurriendo en sobrecostos, sobre todo porque los ciudadanos no sacan sus residuos a la hora establecida. La operatividad —indican— se ve mermada por no utilizar depósitos o contenedores de residuos adecuados para el recojo, lo que produce demoras que, a su vez, se traducen en mayores tiempos y costos y menor nivel de servicio.

Sin embargo, un adecuado y oportuno recojo de la basura es solo parte de la solución. Katherine Riquero, exjefa de la Dirección de Residuos Sólidos del Minam, señala que se requiere impulsar y consolidar una cultura de reciclaje, en la que los ciudadanos cumplan un rol activo en la segregación de residuos orgánicos e inorgánicos. “Es importante que se tome conciencia y empecemos a seleccionar y segregar los residuos para que a los rellenos sanitarios llegue solo lo que ya no es valorizable”, puntualiza. La segregación es el punto de partida de un sistema de recolección selectiva. Según cifras del Minam a 2018, del total de residuos sólidos que se generan en el país, 18,6% son reciclables, pero, solamente se recicla el 3.4% de ellos.

Conducta saludable para ayudar el planeta

La crisis sanitaria mundial por el COVID-19, ha puesto sobre la mesa la necesidad de cuidar nuestros recursos y evitar la contaminación, pero esa actitud responde a una toma de conciencia que debe empezar en el individuo y en los hogares. Hagamos el esfuerzo y ayudemos a través de conductas sencillas pero que a futuro beneficiarán a todos:

  • Cerrar el caño correctamente luego de lavarnos.
  • Recorrer distancias cortas a pie o en bicicleta.
  • Apagar luces y desconectar aparatos que no se utilizan.
  • Mantener en buen estado las instalaciones de agua.
  • Segregar los desechos en orgánicos e inorgánicos.
  • Dar un segundo uso a productos que lo permiten.
  • No echar aceite por el desagüe.
  • Destruir medicamentos caducados antes de desecharlos.
  • Depositar pilas y residuos electrónicos en los puntos de acopio RAEE (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos). La lista de centros de acopio se puede encontrar en la página web del Minam.

Es importante que empecemos a seleccionar y segregar los residuos en casa para que a los rellenos sanitarios llegue únicamente lo que ya no es valorizable.

El desafío de los residuos plásticos

Es verdad que el plástico es económico, duradero y muy usado en prácticamente todos los ámbitos de la actividad humana. Sin embargo, muchas de las medidas que han sido planteadas para afrontar el problema del manejo de sus residuos son muy complicados, poco prácticas y con miras a un futuro lejano, como el intento por evitar el uso de cañitas o cobrar por las bolsas que se vayan a usar en los supermercados o tiendas.

Es importante tener en cuenta que el problema no es el material en sí, sino cómo los usuarios hacemos uso del plástico. Ese es el gran desafío, ya que las medidas enfocadas en la reducción de su uso demandan un elevado nivel de educación y, sobre todo, un gran cambio de hábitos en millones de personas.

Por eso, la solución debe combatir el problema desde otro ángulo, y para eso urge diseñar y poner en marcha un programa efectivo de reutilización de los plásticos que vaya de la mano en un trabajo en conjunto que involucre a los usuarios, las municipalidades y el sector privado.

La regla de las 3R

Reciclar, reutilizar y reducir: esta es la regla de oro para un uso más eficiente de nuestros recursos.

Reciclamos cuando:

  • Empleamos los residuos sólidos orgánicos (cáscaras de frutas y vegetales) que producimos para transformarlos en compost, que a su vez usamos como abono.
  • Segregamos la basura en casa y facilitar el recojo de plástico y vidrio desechados para su empleo en la fabricación de nuevos artículos de esos materiales.

Reutilizamos cuando:

  • Volvemos a usar un producto o material varias veces sin cambiar su estado.
  • Empleamos un envase de plástico o de vidrio que contenía un producto que ya consumimos para guardar artículos de uso doméstico.

Reducimos cuando:

  • Evitamos todo aquello que genera un desperdicio innecesario.
  • Preferimos consumir bebidas en envase de vidrio en lugar de hacerlo en envase de plástico.